La Consejería de Turismo, Cultura, Juventud y Deportes, a través de la Dirección General de Patrimonio Cultural, ha dado un paso significativo para preservar una de las tradiciones más emblemáticas de la comarca de Cartagena: los bolos cartageneros. Este expediente, iniciado tras la solicitud del Ayuntamiento de Torre Pacheco, busca declarar este juego como Bien de Interés Cultural (BIC), con el objetivo de reconocer y proteger su rica herencia cultural e histórica.
Los bolos cartageneros, cuya práctica se remonta al siglo XV, son un juego tradicional que ha evolucionado a lo largo de los siglos. Aunque el origen exacto del juego es incierto, expertos como Federico Casal apuntan que su modalidad actual, conocida como bolos a palillos, comenzó a establecerse a principios del siglo XX, reemplazando a la variante anterior llamada bolos largos, que requería extensos campos de más de 200 metros de longitud.
El terreno de juego, denominado boliche, es crucial para el desarrollo del juego, ya que debe ser de tierra apisonada, con dimensiones que oscilan entre 72 x 8 metros y 90 x 11 metros. En el extremo del boliche se coloca un tronco de palmera, conocido como palmero, que delimita y da consistencia a la trayectoria de las bolas.
La relevancia de los bolos cartageneros trasciende el ámbito meramente deportivo, dado que representa un fuerte valor de identidad cultural en el Campo de Cartagena. Su carácter inmaterial se refleja en el particular vocabulario que rodea esta práctica, así como en los materiales usados, como el jinjolero y la láguena minera, que conectan este juego con la tierra y cultura de la región.
A través de esta iniciativa, la Consejería no solo busca proteger el juego, sino también fomentar su divulgación entre las nuevas generaciones para evitar que se pierda en el tiempo. La importancia de conservar tradiciones como los bolos cartageneros radica en su capacidad para unir a la comunidad y transmitir la historia y costumbres de una comarca que se enorgullece de su patrimonio cultural. Se esperan medidas concretas que promuevan su conocimiento y valoración en el futuro cercano, asegurando así que esta tradición perdure en el tiempo.