El presidente del Gobierno regional de Murcia, Fernando López Miras, recibió hoy en el Palacio de San Esteban a destacados representantes de las comunidades autónomas de Madrid y Valencia, así como al secretario general de Agua de la Junta de Andalucía, en el marco de la Cumbre en Defensa del Trasvase Tajo-Segura. Este encuentro, según López Miras, es un hito significativo que refleja la disposición de estas cuatro regiones para colaborar en la defensa de una de las infraestructuras hídricas más relevantes de España.
Durante su intervención, López Miras destacó la importancia del diálogo y la cooperación entre las comunidades, afirmando que “este acto tiene una parte importante de gesto, de ejemplo, porque muestra que se puede dialogar y trabajar unidos y en positivo”. El presidente murciano recalcó que la Constitución Española protege el uso compartido de los recursos hídricos, advirtiendo que “quien olvida esto no tiene nada que hacer”, pues ignora a una gran parte de la ciudadanía.
En contraste con la postura del Gobierno central, López Miras afirmó que “las regiones somos hoy la mayor garantía de respeto a las leyes, a los ciudadanos y a España”, enfatizando que la reunión es un reflejo de esta realidad. “Es un acto histórico”, señaló, resaltando que la unidad en el diálogo puede facilitar el logro de intereses comunes y que este proceso debe ser inclusivo y transparente.
López Miras también hizo hincapié en que las voces de las cuatro comunidades, que representan a alrededor de 22 millones de españoles, deberían ser tomadas en cuenta por el Gobierno nacional. En relación con la falta de una hoja de ruta hídrica a nivel nacional, expresó su convicción de que pronto se establecerá un Pacto Nacional del Agua, destacando la necesidad de mantener el trasvase Tajo-Segura como un elemento vital para la cohesión y desarrollo del país.
Finalmente, López Miras subrayó que el trasvase es un símbolo de solidaridad y compromiso, esencial para la supervivencia de la agricultura, que aporta riqueza y sustento a centenares de miles de personas. Esta infraestructura, concluyó, es un ejemplo de cómo un uso racional y compartido de los recursos naturales puede contribuir a la lucha contra el cambio climático y a frenar el avance del desierto en la región.